Cap. El preso y la princesa (Día 4):

 Día 4: 
El ataque inesperado:

Al anochecer en Darkstrong, Jerard y Sum cenaron y fueron a acostarse de nuevo juntos. Estando ambos aparentemente dormidos y abrazados, debido a que hacía frío, entró Mav sin que éstos lo notasen para ver si estaban bien su hija y su compañero de celda.

Mav se extrañó al verles tan juntos y luego se marchó como si no hubiese aparecido. Pero Sum notó su presencia y supo que podría ser su padre quien  les haya podido visitar, aunque no lo vio, pero se lo intuyó y a la mañana siguiente se lo comentó a Jerard.

--- ¿Sabes, Jerard? Creo que mi padre anoche estuvo aquí y seguro que ha notado algo raro al vernos tan juntos.

--- ¿Ah, sí? ¿En serio, princesa?--- le respondió curioso y extrañado.

--- Sí, además no te lo he dicho antes, pero soy nocturna y me despierto en la noche, y aunque no le vi estoy segura de ello.

--- Wow, ¿y qué crees que pensará, nos subirá la condena?--- añadió éste con sarcasmo.

--- No, no lo creo...
 
Luego, Jerard se dirigió a ella y la besó. Más tarde, cuando ambos estaban hablando cada uno de sus vidas personales, aparecen Lacey, Denniss y Dave para visitar a éstos.

--- ¡Hey!--- les saludaba Lacey pletórica.

--- ¡Lacey! ¡Chicos! Me alegro veros.--- les contestó Sum muy contenta de recibirles.

--- Hola a ti también, Jerard, ¿estáis bien?--- comentó Lacey algo preocupada.

--- Sí, estamos bien. No te preocupes--- respondía Jerard.

--- Bueno si queréis algo no dudéis en avisarnos, ¿eh?

--- Claro Lacey.--- dijo Sum.

--- Lo cierto es que tengo un hambre... Joder, creo que si seguimos así, no duraré mucho, aunque al decir verdad, no he desayunado hoy.--- argumentó Jerard.

--- Ja, ja, podrías haber comido algo.--- contestó Sum sarcástica.

--- Sí, pero se me hizo tarde, princesa.

--- Bueno chicos, espero volver a veros luego. Nosotros ya nos vamos, ¡ciao, chicos!--- se despedía Lacey alegremente.

--- ¡Adiós!--- exclamaron Sum y Jerard a la vez.

Pero después de almorzar, Summer y Jerard estuvieron un rato a solas, hasta que uno de los guardias planeó de acabar con la vida del preso sin previo aviso real.

--- ¡Maténle! ¡Quiero a ese elfo muerto!--- exclamó el guardia enfurecido.

Entonces, uno de esos guardias fue directo hacia las mazmorras en busca de Jerard, y al parecer iba armado con una extraña arma mortal, lo que al entrar en la celda no dudó en usarla contra éste con el fin de acabar con su vida.

---Jerard, despídete de tu vida, este es tu fin, ¿últimas palabras?

---¡NOOO!--- gritó Sum sorprendentemente extrañada y algo asustada por su compañero.

---¿Cómo dices?--- cuestionó Jerard estupefacto al guardia.

--- Era suficiente con un no, maldito elfo. ¡Prepárate para morir!

De seguida, el guardia comenzó a golpearle a Jerard con el arma mortal del cual salió gravemente herido, desangrándose por casi todo el cuerpo, pero por más que Sum gritaba para que parase de hacerle daño a su compañero, de pronto vuelve a aparecer Mav en la mazmorra, el cual al darse cuenta del panorama ordena al guardia que se detenga, pues Mav al ver que le iba a volver a golpear, detiene al guardia usando su magia y llevándose a Jerard para tratar de curarle mientras Sum huyó en busca de sus amigos.

---¡Chicos! ¡Abran!--- les gritaba Sum desesperadamente a sus compañeros.

--- ¡Chicos, es Sum! ¿qué habrá pasado?---añadió Lacey impresionada.

--- Creo que he oído que ha visto revuelo en la mazmorra, ¿será Jerard?--- comentó Denniss dudoso.

--- Sum, ¿qué pasó?--- le preguntó Dave preocupado.

--- Es Jerard. Han intentado matarle.--- confesaba ella con los ojos bañados en lágrimas. 

--- Y lo peor es que está gravemente herido por todos lados. Se desangraba mucho, pero mi padre apareció a tiempo para salvarle. No sé si sobrevivirá.

--- ¡AHHH!--- aspiraba Lacey el aire hacia dentro totalmente impactada por lo que su amiga les decía.

--- ¡Oh no, Jerard!--- exclamó a continuación Lacey.

Finalmente, Mav trata de curar a Jerard pese a su estado de gravedad, y al final decide visto lo sucedido, liberar a su hija y a éste antes de que ambos cumpliesen la condena...